sábado, 19 de noviembre de 2011

Quitarme este peso.

Tengo tantas cosas que decirte, que no sabría por donde empezar. Sé que va a llegar el momento en el que te tenga delante y solo saldrán banalidades y tonterías de mi boca, sin contenido ninguno, que podrían perfectamente estar dirigidas al vecino del cuarto. Porque en ese momento me paralizará volver a tener tu mirada en mis ojos y volver a oler tu colonia de cerca. Derrocharé energía en temblores y sudor frío y me tragaré mis palabras. 

Me tragaré las ganas que tengo de que me cuentes como te va la vida, que has estado haciendo todo este tiempo, cuanto me has echado de menos, si has pensado mucho en mí, o cuanto de mal lo has pasado.

Quiero contarte que me acuerdo mucho de ti sin que pienses que me encantaría volver a atrás. Quiero que sepas que te quiero muchísimo sin que pienses que quiero algo más. Siempre sentiré algo por ti porque has sido el hombre de mi vida, el primero en muchas cosas y el único en otras. Pero las cosas están muy claras y sé lo que no quiero y a lo que no volvería nunca.

Quiero que confíes en mi. Porque sé que te resulta imposible abrirte a la gente de la manera en la que te llegaste a abrir conmigo, aunque sólo fuera al final. Porque sé que eres duro como una piedra pero debajo de esa coraza lo pasas fatal y quiero que sepas que no necesitas esa coraza conmigo. Nunca más. No te voy a dar la espalda, quiero estar ahí cuando lo necesites porque sé que lo vas a necesitar. Te conozco lo suficiente como para saber que necesitas soltar de vez en cuando todo lo que llevas dentro y exteriorizar el dolor y eres incapaz de hacerlo solo.

Después de algunos meses se ven las cosas de otro color. No nos hacíamos ningún favor siguiendo juntos. Me encantaría contarte que contigo ni siquiera era yo misma. Me costaba descifrar lo que pasaba en esa cabecita fría y calculadora. Medía mis palabras porque nunca sabía que estabas pensando. Tu falta de interés y tu desgana me hacían pensar que no era buena para ti o no lo bastante aunque no fuera ese el motivo. Y eso me suponía un bajón de autoestima y una inseguridad que me devoraba por dentro día a día. Ahora lo veo, el problema no era yo. Pero fui incapaz de darme por vencida, pensaba que el tiempo te haría cambiar y que de repente me darías todo lo que yo te pedía. Así que fuiste tú el que diste el paso, sacaste tu valentía y rompiste con esa monotonía a la que tanto nos habíamos acostumbrado los dos. Y se acabó.

Yo siempre necesité más y tu no eres capaz de dar. Y no sé si serás capaz de dar algún día y dejar tu egoísmo apartado para abrirte a alguien y disfrutar de la conexión sin tener miedo a que te hagan daño. Desde el corazón te digo que espero que lo consigas y que consigas ser feliz. El miedo es bueno porque gracias a él se evitan muchos peligros, pero no te deja libertad para disfrutar, te atrinchera de manera que no pueden verte. Y eso fue lo que me pasaba contigo, que no te veía, no conseguí verte en todo el tiempo que estuvimos juntos. Déjate ver!!

Necesito pasar por el mal trago ya! 
Encontrarte y hablar de todo esto. 
Zanjar el tema.
Quitarme este peso.

4 comentarios:

  1. Como me suena todo esto... y como te entiendo. Aunque visto desde fuera parece que lo tienes todo muy claro.

    Un besazo y animo.

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  2. Ya somos tres, suscribo el comentario de Celia. Besitos.

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  3. Mucho ánimo con el mal trago, al final se acaba pasando, aunque sea amargo y luego ya sentirte más ligera. Besos (y gracias por pasarte ;) )

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  4. Ya somos cuatro las que te entendemos y nos suena la historia mucho, muchísimo...ains, que complicado es todo, o somos nosotros quienes lo complicamos??...en cualquier lugar, a saltar la piedra y seguir, no queda otra. 1besote

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